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La consulta de preanestesia
La anestesia
La recuperación postanestésica

La consulta de preanestesia

La visita preanestésica constituye un elemento fundamental de la anestesia ya que permite conocer el estado previo del paciente. Este hecho va a ser determinante para seleccionar la anestesia adecuada a sus características y para valorar y prevenir los posibles riesgos.


Durante la visita preanestésica, se le practica un examen médico que incluye un interrogatorio sobre diversos aspectos que pueden tener importancia en anestesia (enfermedades previas y presentes, hábitos como tabaco o alcohol, posibles reacciones alérgicas, anestesias previas, etc.). Además, se le practica una exploración física para conocer el estado general de sus principales órganos y funciones (especialmente corazón y pulmón). Es posible que se deba realizar una extracción de sangre, radiografías y un electrocardiograma para conocer sus constantes. A veces, el estado del paciente aconseja la realización de otras pruebas más específicas en las que pueden participar otros especialistas médicos. Todos estos análisis y pruebas constituyen, lógicamente, una molestia accesoria para usted, pero tenga en cuenta que su finalidad consiste en disminuir el riesgo de complicaciones anestésicas, o lo que es lo mismo, la realización de una anestesia más segura.


En la visita preanestésica usted obtendrá información sobre diversos aspectos de la anestesia tales como el tiempo durante el cual no puede comer o beber, o la medicación previa a la anestesia que se le administrará. Esta medicación consiste habitualmente en sedantes que favorecen que los pacientes acudan al quirófano relajados y sin ansiedad.


Además se le comunicará, dentro de los límites razonables de la probabilidad médica, los riesgos o complicaciones asociadas con el procedimiento anestésico a emplear. Estas complicaciones se pueden controlar en la inmensa mayoría de los casos gracias los medios técnicos y medicamentos de que disponemos. Recuerde que durante su anestesia, su anestesiólogo realiza una constante y completa vigilancia de sus funciones vitales.


Sin embargo, existen pacientes que reaccionan de una forma anómala e inesperada a la administración de los medicamentos utilizados en la anestesia. Esta reacción anómala puede poner en peligro su vida o dejar graves secuelas incluso en el caso de que sean tratadas con rapidez y utilizando las medidas terapéuticas correctas.


Si usted es alérgico a medicamentos o usted o algún familiar ha tenido un antecedente de intervención anestésica debe saber que se encuentra en el grupo de pacientes con riesgo a padecer algunas de estas reacciones anómalas, por lo que debe comunicarlo durante la visita.

Más raramente, existen casos de accidentes anestésicos graves en personas aparentemente normales, sin antecedentes médicos previos de ningún tipo, que desarrollan una reacción anómala (alérgica) a la anestesia. Lamentablemente, no existe ningún método inocuo y fiable que permita conocer con anticipación si un paciente sin antecedentes presenta esta predisposición. Por todo ello, el acto anestésico, por pequeña que sea su duración, implica siempre un riesgo vital, afortunadamente controlado en la inmensa mayoría de los casos, que usted como beneficiario debe estar dispuesto a asumir con la firma del documento de consentimiento informado.
 
Le recomendamos que descargue el cuestionario anestésico, lo cumplimente y lo entregue en el momento de la consulta de preanestesia.

La anestesia

El día de la intervención, la persona a intervenir es trasladada al Área Quirúrgica (situada en la primera planta del hospital). Recuerde que no debe llevar ningún objeto de metal (anillo, reloj, medalla, pendiente, prótesis dental extraíble, etc.).

Previamente, es habitual que se le suministre en su habitación una dosis de medicación preanestésica para que esté tranquilo y relajado. En algunos casos, se administran tratamientos especiales inmediatamente antes de la intervención generalmente por vía intravenosa. Estos tratamientos pueden incluir, entre otros, la administración de sangre o sus derivados.

El Servicio de Hematología de este Hospital realiza una supervisión del proceso para asegurar que la sangre que se le transfunda sea compatible con la suya y esté libre de gérmenes detectables. Le animamos a usted y a sus familiares a que donen sangre de forma periódica, es un acto inocuo y muy necesario para pacientes que como usted pueden
precisarla.

Una vez en el área quirúrgica, el anestesiólogo o sus colaboradores proceden a canalizar una vena para la administración de soluciones intravenosas (“sueros”) y medicamentos. Esta técnica es relativamente inocua, pero puede ser algo dolorosa en base a la mayor o menor dificultad para canalizar la vena. A veces, por las características del paciente o por la complejidad de la intervención, se necesita canalizar otras venas más gruesas (localizadas en las proximidades del cuello) o incluso arterias. Estas vías vasculares accesorias permiten la administración de grandes volúmenes de líquidos a la sangre o permiten colocar dispositivos intravasculares en distintas partes del organismo que suministran información sobre el funcionamiento de su corazón o pulmones. Además, es relativamente frecuente que se coloquen tubos en distintas partes del cuerpo (en la vejiga, para facilitar la salida de la orina; en la nariz, para eliminar líquidos del estómago;
en las zonas operadas, para la observación de hemorragias ocultas, infecciones, etc.).
 
Afortunadamente, la mayoría de estas técnicas se realizan con el paciente anestesiado, por lo que usted no debe sentir dolor. De forma simultánea a la canalización de la vena, se procede a instalar sobre la piel diversos sensores que permiten monitorizar la función cardiovascular y respiratoria del paciente durante toda la intervención. Esto permite conocer de forma continua el estado vital del paciente.

Concluida la preparación se comienza con el acto anestésico en sí, que variará dependiendo del tipo de intervención y de las características del paciente.

Básicamente se pueden diferenciar dos tipos de anestesia: general y regional.

La principal característica de la anestesia general consiste en que el paciente pierde la conciencia entrando en un estado de “sueño profundo” del que despierta al final de la intervención. Este estado se alcanza administrando medicamentos por inhalación (a través de la respiración), por vía intravenosa o por combinación de ambas. El “sueño” que se produce bajo el efecto de los anestésicos no es igual que el sueño normal, por lo que algunas personas (muy pocas) tienen ensoñaciones desagradables que pueden ser recordadas posteriormente.

En la anestesia regional, al contrario de la General, se realiza una anestesia selectiva sobre la zona del cuerpo que va a ser intervenida, por lo que la función del resto del organismo y la conciencia se conservan. Para producirla es preciso inyectar un anestésico en las proximidades de los nervios correspondientes a la zona a anestesiar. Es frecuente que se utilicen técnicas relacionadas con una inyección en la zona inferior de la espalda, que permite múltiples tipos de intervenciones quirúrgicas en la mitad inferior del cuerpo. La realización de esta técnica anestésica requiere una gran colaboración por parte del paciente ya que debe adquirir posiciones o actitudes de inmovilización que faciliten su correcta realización. En determinadas circunstancias se coloca, a través de la aguja de inyección, un pequeño tubo de plástico (un catéter) por el cual se administran inyecciones repetidas de un fármaco para mantener durante el postoperatorio un estado de analgesia en la zona operada (por ejemplo, el catéter epidural).

La recuperación postanestésica

La recuperación de la anestesia es un proceso gradual, muy variable de unas personas a otras. Por esta razón, los pacientes son trasladados a la unidad de reanimación postanestésica (URPA) para su continua observación hasta que su estado general permita su traslado a su habitación. El tiempo de permanencia de los pacientes es muy variable e imprevisible (desde una a varias horas), por lo que se aconseja a los familiares que esperen en la habitación, donde se les comunicará cualquier cambio inesperado en la evolución del enfermo.

Durante su recuperación, los pacientes sometidos a una anestesia general van despertando progresivamente y tienen tendencia a volver a dormirse de forma espontánea e irrefrenable. Solo si ese sueño compromete la función respiratoria el personal de recuperación tenderá a estimularle periódicamente. Coopere con ellos respirando lenta y profundamente. Es frecuente también que los pacientes presenten escalofríos y temblores, sensación de mareo y más raramente nauseas, vómitos o dificultad para orinar. Estas reacciones son consecuencia directa de la anestesia y suelen desaparecer de forma espontánea y en muy pocos casos requieren un tratamiento específico.

Un factor que puede entorpecer de forma notable la recuperación consiste en el dolor en la zona operada. Durante la anestesia se administra al paciente una dosis de analgesia suficiente para evitar la aparición del dolor postoperatorio inmediato. Sin embargo, esta dosis puede ser insuficiente en algunos pacientes, lo que determina la aparición del dolor en la recuperación. Si este es su caso comuníquelo al personal de enfermería que la atiende. En algunos casos, se inyecta anestésico local para bloquear temporalmente los nervios que le producen dolor.

Cuando la persona intervenida cumple unos criterios preestablecidos es trasladado a su habitación para que continúe su recuperación. En la zona URPA (Unidad de Recuperación Post Anestésica), debido a sus características, no se permite la presencia de familiares ni se realizan visitas periódicas.

En determinadas circunstancias (dependiendo del paciente o del tipo de cirugía), el paciente será trasladado desde el quirófano a una Unidad URPA más compleja. Esta Unidad está dotada de medios que permiten una vigilancia compleja y permanente en la cual los pacientes están a veces con ventilación mecánica (respiración artificial). El paciente suele estar dormido o sedado para evitar la sensación de ansiedad que origina la presencia de múltiples sensores, monitores, vías venosas, drenajes, etc., que se irán retirando paulatinamente acorde con la mejoría del paciente. Debido a las características de esta unidad, la permanencia de los familiares es limitada y el horario de visita y de información sobre el estado del paciente serán suministrados por el personal responsable.